Domingo, 19 de Mayo del 2024
UFM 94.9

 

 

La educación en nuestro país ha sufrido un adelanto tecnológico en todas las áreas principalmente en la educación superior, antes de la pandemia por COVID-19 los cambios en el ámbito educativo eran muy lentos.

Según Hurtado, la pandemia demandó por parte de los docentes y estudiantes lo siguiente:

(…) cambiar la percepción de educación tradicional, en donde el docente tenía la verdad absoluta y los estudiantes se concebían como recipientes en los que se depositaba conocimientos. Además, las estrategias para generar un proceso de enseñanza-aprendizaje, en donde el maestro solo se valía de clases magistrales y recursos memorísticos, deben cambiar ante este nuevo escenario; el docente debe transformarse y ser creativo; de lo contrario tratará de implementar en un sistema virtual, la realidad presencial bajo una estructura tradicional; lamentablemente esto no funcionará y no dará los resultados necesarios para responder a las exigencias de la sociedad. (2020, p. 179)

En este sentido, desde el inicio y durante la pandemia permitió avanzar abruptamente hacia las tecnologías, la semipresencialidad en la educación y cuestionar lo siguiente, ¿Qué retos les corresponde afrontar a los docentes y estudiantes para obtener una preparación integral? ¿Cuáles son los estándares mínimos de experiencia social y profesional?

Para dar respuesta al primer planteamiento, implica por parte de ambos actores ir de forma paralela con los avances tecnológicos, los cambios acelerados de la sociedad y del conocimiento atendiendo a las nuevas demandas sociales. Queda claro entonces que el éxito de los aprendizajes está también en las manos del Estado, del Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología, de la Dirección Nacional de Educación Superior, de las Instituciones de Educación Superior, los docentes y estudiantes, por tanto, hay que procurar el desarrollo de distintas competencias profesionales, cualidades personales, sobre todo asumir compromisos con ética y profesionalismo. Es decir, que el estudiante conoce y domina las diferentes herramientas para su aprendizaje y el docente se capacita en el desarrollo pleno de estas para utilizarlas de manera óptima y que sea amigable y de interés para los estudiantes.

En lo que respecta al segundo planteamiento, se debe incluir en la preparación formativa las competencias digitales, necesarias para que los futuros profesionales tengan las mejores herramientas y la capacidad de desenvolverse como profesionales que han sido formados bajo nuevas metodologías, siempre manteniendo los estándares de calidad que se tenían en modalidad presencial.

Tal como lo describe Huergo (2010), “La primera intuición está reflejada en la propuesta formativa de realizar una experiencia social en espacios y organizaciones de la comunidad en el Campo de la Práctica Docente, atendiendo a dos rasgos (que a veces no se producen a la vez): el carácter interpelador de esos espacios y organizaciones, y el trabajo o la proyección de los mismos en el sentido de la educación popular” (p.3).

Por lo anterior, es necesario hablar de compromisos en el ámbito educativo principalmente por parte del docente como facilitador de los procesos de aprendizaje y los estudiantes como agentes de cambio en su aprendizaje y la transformación de la realidad. Es decir, el estudiante se somete a los procesos de formación académica interactuando de manera efectiva por medio de redes sociales o aplicaciones específicas para el cargo, cumpliendo con los requerimientos mínimos necesarios para su aprendizaje, tal y como si estuviera de manera presencial. 

Ahora bien, cuáles serían los retos desde un punto de vista personal:

  • Cambio de mentalidad, tanto del docente como del estudiante.
  • Proponer nuevas metodologías que fomenten la participación activa de los estudiantes, incluyendo valores como: responsabilidad, perseverancia y respeto, generando un cambio de actitud hacia el estudiante, el maestro y su entorno.
  • Fomentar el desarrollo de contenidos prácticos empleando tecnologías digitales para un mejor aprovechamiento cultural y pedagógico.
  • Elevar la calidad académica de los estudiantes bajo cualquier modelo de educación.
  • Modelos educativos mixtos; es decir, que permitan la presencialidad acompañada de la virtualidad como estrategia básica para el desarrollo de diferentes actividades y tareas necesarias, desencadenando un aprendizaje significativo. Esto de acuerdo a cada carrera o especialidad académica, según su conveniencia y las condiciones del entorno de cada institución de educación superior.

Estas son algunas nociones sobre los retos que los docentes y estudiantes deben enfrentar en la actualidad; sin embargo, existen otras apreciaciones sobre la temática, este artículo es una opinión de la realidad con el afán de reflexionar sobre el quehacer académico. 

 

Escrito por: 

Doctor Martin Oswaldo Portillo Linares

Docente de la Escuela de Medicina.

UNASA.

  

  

 

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