Domingo, 19 de Mayo del 2024
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El SARS-CoV-2 es un virus que está estrechamente relacionado con el SARS-CoV-1, que causó el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) en el año 2020 (The Journal of Bone & Joint Sergery, 2020). Ambos virus, infectan el sistema respiratorio y existen efectos directos e indirectos de esta infección en múltiples sistemas de órganos, incluido el sistema musculoesquelético.

Desde el año 2020, a nivel mundial y nacional se han tenido cambios drásticos en el estilo de vida de las personas a causa del nuevo SARS-CoV-2 (COVID-19), virus que ataca el organismo de diferente manera, debilitando así el funcionamiento correcto del cuerpo. En El Salvador, se presentó el primer caso de COVID-19 en el mes de marzo de 2020, trayendo consigo el decreto de cuarentena por parte del gobierno, iniciando de esta manera una de las estrategias de disminución de riesgo para la transmisión del virus; sin embargo, por ser catalogada según la OMS como una enfermedad altamente contagiosa, la transmisión de persona a persona fue inevitable, produciendo elevados números de ingresos hospitalarios diarios, atención medica privada y aislamiento por 15 días prorrogables para las personas con pruebas positivas.

The Journal of Bone & Joint Surgery (2020) menciona que la mayoría de las personas que padecen de la enfermedad, sufren síntomas leves, moderados o graves, dentro de los más comunes se han experimentado la fatiga, tos, fiebre, dolor de cabeza, malestar estomacal, dolor muscular generalizado, resfriado común, hasta enfermedades más graves como neumonía y síndrome respiratorio agudo grave. 

La acelerada evolución de la pandemia por COVID-19 ha venido imponiendo ajustes en las estrategias diagnósticas y terapéuticas. El nuevo coronavirus se ha caracterizado por tener mutaciones, en las cuales los signos y síntomas que presentan los pacientes han variado y por lo consiguiente las secuelas o repercusiones físicas no son las mismas en todas las personas, las cuales producen un estado de desmejoramiento físico y psicológico. 

Actualmente, las implicaciones físicas musculoesqueléticas y clínicas del virus ya no son desconocidas por las personas; sin embargo, ¿cuáles podrían ser las repercusiones físicas y/o secuelas de la COVID-19?

Un estudio llevado a cabo por la Universidad Rey Juan Carlos (España) de 2,000 pacientes, el 45% (mujeres) confirmaron padecer dolor musculoesquelético pos-COVID, de los cuales el 74.9% reportaron que no lo sufrían antes de contraer la enfermedad, es decir que los síntomas presentados fueron directamente adquiridos o desarrollos por el virus, por otra parte, el 25.1% de pacientes experimentaron aumento en cuanto a la intensidad de dolor de síntomas presentados anteriormente del virus. 

La gran proporción de pacientes que tras sobreponerse a la fase aguda de la enfermedad son portadores de secuelas clínicas, cuya naturaleza e impacto apenas comienzan a ser perceptibles y evidentes en cada persona, esto trae consigo afecciones en el deterioro neurológico y musculoesquelético, teniendo la necesidad de recurrir a controles médicos y el abordaje de Fisioterapia, con el fin de que el paciente recupere sus habilidades motoras y capacidad física para desarrollar actividades personales, laborales y/o deportivas sin complicaciones o dificultad.

Algunas de las secuelas pos COVID-19, que las personas pueden presentar son:

  • Debilidad muscular y complicaciones asociadas para deambular (caminar), subir escaleras o levantar objetos livianos o pesados.
  • Sarcopenia, la cual se caracteriza por la pérdida de masa, fuerza y funcionamiento de los músculos en personas de la tercera edad, en ocasiones con alteración en el funcionamiento del diafragma, provocando alteración en la respiración.
  • Contractura por retracción musculoesquelética, esto relacionado a la falta de actividad física y encamamiento prolongado.
  • Atrofias por desuso.
  • Artralgia o dolor en las articulaciones
  • Miopatía o enfermedad muscular
  • Polineuropatía o afección de diferentes nervios del cuerpo

Por su parte, estas repercusiones o secuelas se manifiestan de manera diferente en una persona y otra, e influyen significativamente en su estilo de vida, disminuyendo la capacidad y agilidad para desarrollar diferentes actividades; también inducen a que el paciente o la persona que los padece, cambie su estilo de vida y se vuelva dependiente a algunas actividades de la vida diaria, todo ello, sumado a los trastornos cognitivos y psicológicos a corto y a largo plazo: alteraciones del sueño, episodios de ansiedad o de amnesia, estatus confusional y dificultades para la concentración e inclusive la memoria y sintomatología depresiva.

La Fisioterapia, tiene como objetivo combatir la falta de movilidad, dolor, inflamación y sobre todo mejorar la calidad de vida del paciente, utilizando técnicas y métodos de tratamiento, haciendo uso de medios físicos (frío o calor), electroterapia, cinesiterapia, terapia ocupacional, masaje terapéutico, entre otros. Proporcionando al mismo tiempo, una mejor calidad de vida del paciente, permitiendo la integración a las actividades de la vida diaria y a la realización de estas de manera independiente. Logrando así mismo, la inserción a diferentes áreas; laborales, académicas y/o personales, incrementando la seguridad, autoestima, estado psicológico y emocional de cada persona.

Por tal motivo, es importante potenciar, estimular y recuperar mediante la terapia física, la correcta función motora y sensitiva, permitiendo de esta manera la ejecución de: cambios de posición, traslados, pararse, sentarse, caminar; además de desempeñar actividades de mayor esfuerzo físico: correr y saltar. Las secuelas musculoesqueléticas, afectan la ejecución y en algunas ocasiones impiden la realización de la vida diaria, por el deterioro físico acompañado de fatiga y dolor, tal como: el aseo personal, vestuario, traslados e inclusive la alimentación, provocando en la persona o en el paciente, dependencia para desarrollarse y desenvolverse en diferentes áreas de su vida.

De este modo, es necesario conocer la manera adecuada de disminuir o aliviar la sintomatología presentada por las secuelas; desde el área de la salud, se puede tratar al paciente con fármacos (analgésicos, esteroides y relajantes musculares), estos acompañados del tratamiento y abordaje de Fisioterapia, mediante la realización de evaluación física, respiratoria y terapia ocupacional, con el fin de brindar al paciente tratamiento de rehabilitación integral, basado en sintomatología y manifestaciones clínicas, que promuevan la integración e independencia del paciente o persona.

Sumado a lo anterior, cabe destacar que el manejo de las secuelas o repercusiones musculoesqueléticas por COVID-19 debe ser individualizado y enfocado al análisis de un equipo profesional multidisciplinario, abarcando el objetivo principal de contribuir a la independencia y bienestar del paciente.

 

Autor:  Lcda. Isabel Alejandra Flores Ruíz. 

Docente de la Escuela de Fisioterapia.

UNASA. 

  

  

 

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