La libertad de expresión es un derecho del que gozan las sociedades democráticas. Esta no es exclusiva de los periodistas, pertenece a todas las personas, pero sin duda es la piedra angular que permite y garantiza el ejercicio de las funciones de los informadores y columnistas.
Trasladar información a la población es un oficio institucionalizado en los medios de comunicación, entidades que gozan de credibilidad entre diferentes sectores sociales. No a todos los ciudadanos les gustan los mismos periódicos. A los conservadores les agradan los medios afines a su forma de pensar, y lo mismo pasa con los liberales.
Los periodistas poseemos la libertad de decir, responsablemente, lo que queramos en la radio, en la televisión y en la prensa escrita o digital, y también los ciudadanos tienen la libertad y el derecho de exigirnos a los periodistas transparencia en nuestro trabajo.
El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), reconoce que todo individuo, no solo el periodista, “tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Con la libertad de expresión, los periodistas no recibimos inmunidad para decir cosas sin fundamento, o para hacernos los del ojo pacho cuando la agenda del medio para el que laboramos así lo exige. Pareciera que es más fácil demandar apertura y transparencia al gobierno, que al interior de algunos medios.
Hace unas semanas, uno de los jefes de un rotativo señalaba, en un artículo de opinión, que ahí no pensaban emplear un defensor del lector (Ombudsman). En realidad, ningún medio ha dado señales de estar pensando en dar espacio a esta figura.
El periodismo lo hacemos los periodistas, es nuestro trabajo el que le da prestigio y estatus a los periódicos y noticieros de TV o radio, aunque parezca lo contrario, así que en buena medida debemos ser gestores de los avances de nuestra profesión.
En nombre de quienes trabajamos en El Cénit envió un fraternal saludo a todos los colegas de El Salvador y les invitamos a continuar desarrollando nuestro oficio para mantener informada a la ciudadanía.
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